En los códigos de edificación ha de considerarse la accesibilidad y el diseño universal, especialmente después de un desastre, cuando se hacen construcciones nuevas, para garantizar que las construcciones resistentes no presentan barreras para las personas con discapacidad o personas mayores.
Los estándares de construcción deberían contribuir a disminuir la exposición al riesgo de cualquier persona en caso de desastre (por ejemplo, crear rutas de evacuación amplias, tapar alcantarillas abiertas, retirar todo lo que suponga un peligro de tropiezo de las carreteras y caminos, y colocar carteles escritos y pictóricos para señalar las rutas hasta los puntos de reunión).
Por ejemplo, las escuelas resistentes a terremotos deben diseñarse de manera que la evacuación resulte sencilla para el alumnado y el profesorado, incluyendo a aquellas personas ciegas (buena rotulación y rutas táctiles) o que tengan una discapacidad física (rápida evacuación en planta baja o vía rampas). Los espacios seguros dentro del edificio deben diseñarse para ser lo suficientemente grande y accesible para que puedan moverse los niños y las niñas que utilicen sillas de ruedas.